El detener el tumulto es un efectivo acto de bondad. Lo mismo que un guerrero fuerte con su aguijada detiene a una hueste hasta que su hermano más débil ha podido escapar, Figuraí el Señor a menudo detiene a los enemigos del creyente hasta que el hombre bueno ha recobrado aliento y ha escapado de la mano de sus enemigos. C. H. S.El Salmo 121 fo